Estan mucho más errados que nunca, lo triste es que algunos lo saben.

  El escritor es como un boxeador, pero no es cualquier boxeador, es uno que al subir al cuadrilátero se enfrenta a su oponente y al público como si cada lector fuese un oponente más. Una vez que sube a la página en blanco no tiene donde esconderse. Su escrito se defiiende por sí mismo ante cada lector o cae a la lona. El escritor que además es periodista de investigación es un camicaze.En la historia y por la historia -si realmente es comprometido se le va la vida- y su vida la desvaloriza en función de la historia. Pero cuando algo único ocurre y hablamos de un revolucionario, de un militante, que es artista, guionista y periodista todo cambia. Especialmente si incurre en sociologia y psicología de la comunicación. Ahí hay una combinación de compromisos inexpugnables si ademas ama lo que soñó vislumbrar y a personas puntuales. Ante una situación completamente inasible para otros, si decide pelear desde su trabajo y es boicoteado por el poder, dejar a los apresurados interferir con sus manipulaciones se convierte en necesidad de prueba. Todo cambia con cada detalle pero no cambia una cosa, el compromiso inicial. Hay un escenario de falsedades cradas para encubrir diferenes asesinatos. En este caso el mío mismo. Se desfiguran relaciones de poder y yo sabía de tres sectores armados que para matarme se dispararon entre sí. La explicación es metafórica pero afloraron cuerpos baleados. Que ironía. Que ironía que perdieron aunque ganen y que no lo sepan.

Estoy más seguro que nunca de la caducidad de las mentiras y engaños y de poder demostrar cosas de un valor inigualable. Acompaña esa seguridad la de que algunos tienen deudas para con derechos importantes que los ponen en grave posición.

Quizás llueva, y un nazi y su hijo se prengunten lo mismo que algunos militantes, policías y políticos. Algo así cómo: ¿Porque hemos sido tan inmundamente hijos de puta? ¿Podremos mentir eternamente? Falsos amigos podrían sumarse a la misma pregunta.

En el barrio, hay un azul muerto más. Parecía molestar a alguien luego de haber apretado a mucha gente. Que curioso. Todavía me siguen llegando datos de los dichos de los porques.

Lamentablemente tengo un sobre, con amenazas de muerte a mí destinado. Mientras muhos se van haciendo eco de falsedades y a nadie dejan ver que ocurre y todos subestimaron no solamente mis capacidades sino que creen saber y tener derecho a hablar de respeto.Viajan en sus propias necesidades de mentir.

Fernanda llegaba cansada de trabajar y Gonzalo esperaba hasta que le dijese yo si no se daba cuenta que tenía los pies en la única silla en la cual ella podía sentarse a comer. Como su propia madre, nuestra abuela reconoce en múltiples oportunidades, el nazi entraba a portazos y gritos y siempre ellos robaban mis cosas.
A otros les venía esto como anillo al dedo y muchos creen que ganaron algo.
Por su parte el único impedimento de otro nefasto personaje para hacer de su hija una policía era cuanto me quería. Por eso -aunque ella lloraba porque no quería ser eso sino otra cosa- entre muchas otras cosas necesitaba este fascista crear determinadas discordias.
Los escritos de los que los supuestos artistas y militantes hacían abuso, eran no otra cosa que agenda de intereses donde la vida no interesa. Ni siquiera así pueden ganar más que todo lo que me han robado. Y yo siempre trabajé de un modo u otro en una cosa u otra. Pero todavía faltan aquí testigos que son los del knock out a todos mis detractores.
Como dije. Un boxedor que puede pegar retrocediendo, tiene los méritos de Alí.
Recién comienza el quinto asalto y dejo que recorra el ring cada hambriento de falsificada gloria. Guardo mi derecha y pico con mi izquierda. La vida se dirime en un bistec. Luego recuerdo que mis dos manos son izquierdas. Ambos puños son izquierdos, de haberlo sabido mi oponente me hubiese amputado ambos.
Pero si lo sabía, claro, uno dice jp y otro socialismo, el anterior dice que hace poco, el día siete del nueve festejé con amigos el dia del montonero. Tuerce la cintura el vencedor vencido y pretende cortar lo imparable con chaquetas azules y cruces esvásticas. Y descuida la quijada y pam. Al suelo otra vez.